sábado, 7 de mayo de 2011

Tierra, agua y fuego, nunca mejor dicho...

El sábado 23 de Abril amaneció un día espléndido con claros y nubes densas como algodones. Iba a tener lugar en el tejar la inauguración del nuevo horno. Había llegado el momento de cargarlo con las baldosas aun húmedas que habíamos terminado el día anterior, y prender la llama que duraría incansable hasta las 10 de la noche.Después de acarrear las pobres y torturadas piezas de barro desde el almacen del abuelo hasta la era del tejar e ir a por una parte de la leña que estaba estacionada desde hacía tiempo en el corral, comenzamos a cargar el horno intentando que las baldosas no se cuartearan demasiado, cosa que fue imposible porque no pudieron secar a causa de la fuerte humedad en el ambiente, asi que entraron en el horno poco mejor de lo que despues de cocerse saldrían...
Ante la espectación de muchos curiosos que acudieron al evento, aprovechando el maravilloso sol reinante, encendimos el horno a eso de las dos de la tarde. Lo hicimos conscientes de que no podriamos parar de alimentarlo en diez horas. El encendido fue emocionante, el horno aspiraba el aire por la boca y lo echaba por la chimenea confundiéndose en el cielo con un conjunto mas de nubes. Todos se fueron a comer y alli quedamos los cuatro, mientras unos cortaban leña ordenandola en montones, otro la iba echando a la parrilla, y asi, infinitamente.
Pero, las nubes llegaron vespertinamente y comenzaron a regalar su lluvia a los verdes campos, y a nosotros tambien. Por la tarde el grupo de trabajo creció, y menos mal, porque el agua cada vez era mas fuerte y constante, y nosotros mas débiles.
Fue toda una aventura ya que teníamos que ir a por leña al pueblo a medida que se iba consumiendo y, con todos los caminos llenos de barro, en uno de los viajes, la pobre furgoneta que se habia portado también durante toda la jornada artesanal, se hundio en el barro sin fuerzas para salir, por suerte en los pueblos la gente con tractor suele ser muy solidaria... Este fue uno de los muchos percances que se sucedieron a lo largo de esos intensos días y cada uno de ellos debimos afrontarlo con ocurrentes y rápìdas soluciones.
A las diez de la noche alcanzamos los 1000º y este fue el indicativo de que ya podíamos tapar todos los agujeros de entrada de aire del horno.
Cansados, magullados, con la cara bien negra y mojados por la lluvia que nos habia acompañado casi hasta ultima hora, procedimos a aislar el calor de dentro del horno y dejarlo trabajar por si solo.






               
               marina rubio on Vimeo.

El cansancio me impedía pensar en el resultado de las baldosas, pero la satisfacción de haber hecho funcionar ese sistema maravilloso y profundo que es el horno, era tan grande, que obtuve una liberación total y una confirmación de los conocimientos que había estado asimilando sobre el proyecto durante el año y realmente el rito iniciático, la prueba final, habia sido superada con creces a lo largo de toda la semana, pero el encendido del horno fue como llegar a la cima mas alta.